Vergonzosa campaña socialista

Este contenido fue publicado originalmente en el blog de la Delegación de PxC de L'Hospitalet de Llobregat.

Las máscaras ya han caído y los socialistas enseñan su verdadero rostro.

La dirección del PSOE ha presentado este miércoles una campaña para animar a más de dos millones de extranjeros -de ellos, 1,7 millones de países miembros de la UE– a inscribirse para votar en las elecciones municipales del 22 de mayo, con eslóganes como “Que tu voz se oiga”, “Por tus derechos y los de los tuyos” y “Contra el racismo y la xenofobia”.

En su perenne infantilismo aseguran que no piden el voto para ellos, sino “que voten” simplemente (Elena Valenciano) ¿Todavía usan pañales? ¿O creen que los usamos nosotros? ¿A quien van a votar los inmigrantes, sino a quien les dice esto?

Resulta sorprendente, incluso a estas alturas, ver que están convencidos de engañarnos, que cualquier tontería que digan con ánimo de ocultar sus verdaderas intenciones va a colar. A sus incondicionales no es necesario convencerles, lo aceptan todo, sea lo que sea, así que suponemos que el burdo engaño va dirigido a los indecisos, esos que saltan diciéndote: “¡El PSOE no pide el voto para él, lo ha dicho!”. Y se quedan tan anchos.

Pedro Zerolo ha mencionado por enésima vez que intentamos “inocular el miedo”. Claro que no menciona a PxC sino al PP, el “coco” de sus pesadillas. Obviamente, no es más que una artimaña electoral para intentar segar la hierba bajo los pies de los populares, porque estos sólo han usado el tema de la inmigración al ver que Plataforma per Catalunya sube imparable con la firmeza de Josep Anglada.

Los populares no van a hacer nada contra los inmigrantes porque su actual directiva se arrastra detrás de cualquiera que brille y las promesas electorales las usan para recoger las caquitas del caniche. Hoy dicen esto, pero mañana se apresurarán a llenar los ayuntamientos con velos para escarbar votos.

¿”Miedo”? No. Miedo no, alertar, abrir los ojos. Mostrar que estamos realmente en peligro. Porque esta inmigración no es normal. Cuando alguien emigra a otro país se adapta a él, a sus leyes y costumbres, siempre ha sido así, excepto ahora. Ahora exigen con arrogancia, incluso amenazan y agreden. Nosotros tenemos que ocultarnos en casa. Caminar con miedo por nuestras calles, invadidas por musulmanes. Aceptar que nos pasen delante con prepotencia -tanto musulmanes como sudaméricanos y gitanos rumanos-, en el supermercado, la farmacia, el ambulatorio… Nuestros niños comen menú halal en el colegio, en deferencia a su bárbara cultura. ¡Nuestros mataderos ya no cumplen la normativa, se rigen por la suya!

¿Esto es la famosa Alianza de Civilizaciones? ¿Que nosotros adoptemos las costumbres de otros venidos de fuera? Y ellos a la inversa no, por supuesto. ¿Donde está la “alianza”?